Sobre la hojarasca

El latido de tu corazón comienza a sofocarte. Sientes los violentos martillazos en el pecho. Tratas de controlar tu respiración, pero por más que te esfuerzas se te escapa del cuerpo como bufidos estruendosos y delirantes. Contrólate. Respira profundo. Tranquilo. Sin embargo, cualquier intento por serenarte naufraga en la excitación y el nerviosismo. Estás totalmente exasperado. Caminas lentamente con tus sentidos agudizados. Todos los sonidos estallan con una nitidez increíble en tus oídos. Comienzas a creer que estás haciendo mucho ruido y aún te quedan diez metros por recorrer para estar a buena distancia. Y tu aliento como una tormenta, y tu palpitar como un terremoto. Mas nada truena como la hojarasca bajo tus pies, bajo tus botas. Eres un cazador. Caminas lentamente sobre la hojarasca. Cinco metros más por recorrer. Debes llegar a esa roca grande para poder mampostearte. Y llegas. Y ahí está… con toda su belleza y esplendor, imponente, ocupando todo el universo y absorbiendo toda la existencia. Lo vislumbras detenidamente, casi perplejo; te desconcierta tanta inmensidad y hermosura. Por un instante olvidas la impetuosa fogosidad. Luego apuntas.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Queja pública de un cazador mexicano


México, Distrito Federal, a 21 de octubre de 2015

Amigos cazadores, cazadoras, tiradores y tiradoras:

P R E S E N T E

Por medio de la presente quisiera presentar una queja abierta a toda nuestra comunidad y al gremio de cazadores en su totalidad, en contra del outfitter / organizador, Alberto Valdés Fisher, dueño del rancho El Chupadero, ubicado en Múzquiz, Coahuila.

En diciembre del año pasado, dos cazadores y un servidor acudimos al rancho previamente mencionado a cazar. La cacería la organizó Valdés Fisher de manera excelente. Si bien me percaté de algunos defectos en la organización, como, por ejemplo, el guía con el que cacé, aunque como persona me pareció extraordinaria, por la edad y debido a que el hombre laboraba en una soldadora, no contaba con buena vista, lo que le significaba —claro está— un enorme obstáculo para su desempeño como guía de caza. Sin embargo lo anterior, en realizad la cacería que nos organizó Alberto resultó un éxito rotundo: en cinco días completos de caza, los tres cazadores logramos abatir tres carminis, dos tejanos y un buro de la región. Por consiguiente, no tengo más que buenas palabras para la cacería que me organizó Alberto Valdés.

Los problemas surgieron posteriormente. Concluida la expedición cinegética, y una vez habiendo recibido el monto total de remuneración por el servicio cinegético y los respectivos cintillos de cobro, Valdés Fisher comenzó a transformarse en una persona dispersa, desinteresada, distraída e indiferente. Lo primero fue que le solicité me hiciera el favor de medir mis trofeos y me enviara los formatos de SCI International llenados y completos antes de enviarme las copinas  y astas de nuestros cola blanca. Para esto último tardó alrededor de cinco meses, casi seis.

Una vez que recibí la documentación requerida, le pedí que me enviara los venados cuanto antes, ya que los otros dos cazadores comenzaban a preocuparse por sus trofeos.

Alberto dejó de contestarme las llamadas y los mensajes de texto que le envié durante cuatro meses. No fue hasta principios de septiembre que por fin me envió un mensaje disculpándose conmigo y manifestándome que a más tardar el 27 de septiembre recibiría yo las pieles y las astas de los venados que cazamos mis amigos y un servidor en el Rancho El Chupadero. No obstante, en ocho días se cumple un mes de esto, y el señor Valdés ha vuelto a desaparecer. Le he enviado mensajes desde el 7 de octubre y a la fecha no he recibido respuesta.

Fisher y yo entablamos buena amistad desde que lo contacté por primera vez hace dos años. Los dos compartimos la pasión de los venados mexicanos, ambos somos cazadores e incluso nos llamábamos tocayo. De verdad me sorprende que las cosas hayan acabado tan mal. No quería llegar a esto, pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras el señor ignora mis llamadas y mensajes para darme una explicación de por qué los venados no han salido de Piedras Negras si en un par de meses se cumple un año de la cacería que realizamos en el Rancho El Chupadero.

En este caso, estoy quedando terriblemente mal con los cazadores que llevé conmigo para realizar esta expedición organizada por Valdés. Uno de ellos, se inició como cazador durante esa cacería. Es decir, su primer trofeo, su primer venado, lo cazó con Alberto y este último no se lo ha mandado, ni ha sido quién para dar la cara.

Alberto, si llega esto a ti, te pido no lo tomes personal. Como organizador cinegético u outfitter debes entender que tienes obligaciones para con tus clientes, y que en caso de incumplimiento debe haber algún tipo de sanción. En este caso me parece barata esta queja, ya que los que nos llevamos la peor parte somos los cazadores, que ignorados por ti y sumidos en la incertidumbre empezamos a imaginar lo peor en relación con nuestros venados.

Sin más que agregar, dejo esta queja o testimonio como advertencia a todos los cazadores y cazadoras que tengan pensado organizar una cacería con Alberto Valdés Fisher, pues es un hecho que en esta industria, los que pagamos por cazar siempre nos encontramos en inminente riesgo de sufrir este tipo de vejaciones.

A T E N T A M E N T E

Humberto Enoc Cavazos Arozqueta

Editor de Cazando Sobre la Hojarasca
Socio de Club Safari México, A. C.
Socio de la Asociación de Caza y Pesca del D.F., A. C.
Miembro de Safari Club International 20255896
Miembro de Safari Club International Capítulo Monterrey 20255896
Afiliado a la Federación Mexicana de Tiro y Caza, A. C.
Afiliado a la Federación Mexicana de Caza, A. C.