Sobre la hojarasca

El latido de tu corazón comienza a sofocarte. Sientes los violentos martillazos en el pecho. Tratas de controlar tu respiración, pero por más que te esfuerzas se te escapa del cuerpo como bufidos estruendosos y delirantes. Contrólate. Respira profundo. Tranquilo. Sin embargo, cualquier intento por serenarte naufraga en la excitación y el nerviosismo. Estás totalmente exasperado. Caminas lentamente con tus sentidos agudizados. Todos los sonidos estallan con una nitidez increíble en tus oídos. Comienzas a creer que estás haciendo mucho ruido y aún te quedan diez metros por recorrer para estar a buena distancia. Y tu aliento como una tormenta, y tu palpitar como un terremoto. Mas nada truena como la hojarasca bajo tus pies, bajo tus botas. Eres un cazador. Caminas lentamente sobre la hojarasca. Cinco metros más por recorrer. Debes llegar a esa roca grande para poder mampostearte. Y llegas. Y ahí está… con toda su belleza y esplendor, imponente, ocupando todo el universo y absorbiendo toda la existencia. Lo vislumbras detenidamente, casi perplejo; te desconcierta tanta inmensidad y hermosura. Por un instante olvidas la impetuosa fogosidad. Luego apuntas.

sábado, 28 de febrero de 2015

Los cazadores extinguimos al borrego cimarrón


Desde esta mañana ha estado circulando en Facebook una nota de un periódico de medio pelo, que si bien en la promoción en redes sociales han hecho un extraordinario trabajo; no obstante, en cuanto a la labor periodística, éticamente hablando, se trata de una absoluta y genuina bazofia. Consecuentemente, los invito a ignorar el título rojo, amarillista, colorado, y como gente culta e inteligente se animen a ingresar a leerla, o en su caso, mejor aún, ignorarla.

Resulta bochornoso, triste y vergonzante, que muchos, cazadores, verdes, veganos, etcétera, han comentado la nota sin siquiera leerla. Y es que se entiende: el ciudadano de hoy, el usuario de redes sociales, no lee más de 140 caracteres para informarse. ¿Ya es mucho, no? Con el balazo y el título me quedo. Pues bien, sus cerebros vulnerables y escuálidos son presa fácil para los lobos cazadores de clicks en Facebook y Twitter. Mentecatos. Mentes débiles, incultos, brutos. ¡No se dejen! ¿O de verdad creían que el Danonino los iba a hacer la estrella de NBA de dos metros, cuatro centímetros?

Ahí están los comentarios: descanse en paz, el pobrecito borrego cimarrón, que no han visto ni en zoológicos. ¡Malditos, fueron ustedes, los cazadores! ¡Asesinos! So sad, los mamalones que comentan en inglés una nota del Crónica, no del New Yorker. ¡Ignorantes, gracias a nosotros hay borregos! Gobierno pendejo. Pero si yo ayer vi arto chivo en la sierra, dice otro.

¡Lean, carajo! La nota dice que "[...] se determinó la inexistencia de estos ejemplares en las zonas protegidas de: El Pinacate y Gran desierto del Altar, Sonora; Desierto del Vizcaíno, en la península de Baja California; Criadero Pilares en Sierra del Carme Coahuila; Valle de los Cirios en los límites con Baja California Sur". No dice otra cosa.

Pero el periodista, mañoso el tipo, le dio un giro rojo, alarmista, impactante y cuasi trágico a su nota, para que muchos, los que ya desistieron de esta lectura, se rasgaran las vestiduras y despotricaran a los cuatro vientos, como si por cada pendejada el firmamento tuviera una estrella a su nombre. Madre mía.

En fin, disfruten su sábado, yo seguiré ahorrando para poder cazar un borrego cimarrón en Sonora, y así aportar con mi granito de arena a la conservación de esta bella especie que habita en nuestro precioso país.