Sobre la hojarasca

El latido de tu corazón comienza a sofocarte. Sientes los violentos martillazos en el pecho. Tratas de controlar tu respiración, pero por más que te esfuerzas se te escapa del cuerpo como bufidos estruendosos y delirantes. Contrólate. Respira profundo. Tranquilo. Sin embargo, cualquier intento por serenarte naufraga en la excitación y el nerviosismo. Estás totalmente exasperado. Caminas lentamente con tus sentidos agudizados. Todos los sonidos estallan con una nitidez increíble en tus oídos. Comienzas a creer que estás haciendo mucho ruido y aún te quedan diez metros por recorrer para estar a buena distancia. Y tu aliento como una tormenta, y tu palpitar como un terremoto. Mas nada truena como la hojarasca bajo tus pies, bajo tus botas. Eres un cazador. Caminas lentamente sobre la hojarasca. Cinco metros más por recorrer. Debes llegar a esa roca grande para poder mampostearte. Y llegas. Y ahí está… con toda su belleza y esplendor, imponente, ocupando todo el universo y absorbiendo toda la existencia. Lo vislumbras detenidamente, casi perplejo; te desconcierta tanta inmensidad y hermosura. Por un instante olvidas la impetuosa fogosidad. Luego apuntas.

martes, 27 de mayo de 2014

Soy cazador



Desde ayer ha estado circulando una fotografía en la que aparezco junto con un oso negro. La foto ha causado molestias e indignación. Sin embargo, no puedo ni debo disculparme por la irritación causada. En primer lugar, porque la caza deportiva no constituye ningún acto prohibido o ilegal. Al contrario, la cacería es una actividad regulada, legal y necesaria para la conservación de múltiples y diversas especies de fauna silvestre. En segundo lugar, porque no fui yo quien subió la foto a Twitter. Ni para presumir, ni para nada. Fue alguien más que la tomó de mi cuenta privada de Facebook y comenzó a difundirla.

La imagen puede resultar para algunos sumamente desagradable. No obstante, de ninguna manera puede considerársele sanguinaria o brutal. En la fotografía se respeta al animal como presa y trofeo. No se le ve mutilado ni herido. Mucho más cruel es marcar ganado, transportar cerdos en diminutas jaulas durante horas en carretera, tener a cientos de pollos en repletos y sucios gallineros.

Se trata de un oso negro, cazado en la Columbia Británica, Canadá. La población de estos animales se estima en más de 400,000 nada más en este país norteamericano. El estado de conservación del ursus americanus, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, es de “preocupación menor”. Es decir, de ningún modo se le puede considerar una especie en peligro de extinción. Ni siquiera amenazada. Por ello se otorgan numerosas licencias para cazar a este tipo de oso. La caza del oso negro genera un sinnúmero de ingresos y recursos que se destinan para el manejo y conservación de la especie, así como para la protección de los ecosistemas y hábitats naturales. En pocas palabras, el aprovechamiento cinegético del oso permite que cada año existan más y más osos en Canadá.

En cuanto al aprovechamiento de la carne de ese oso, les cuento que comí peperoni y salchichas con esa carne. El resto de ésta se utilizó para pescar en los fiordos donde navegábamos. La cacería consistió en navegar durante cinco días, alimentándonos del oso y de lo que pescáramos. Existe una ley en Canadá que se tienen que aprovechar la totalidad de los lomos y las cuatro piernas de cualquier animal cazado. Así que eso hicimos. No desperdiciamos, ni tiramos ni un gramo de carne a la basura.

Continúo: Nada más el año pasado, la caza deportiva generó 350 millones de dólares en el país de la hoja de maple. A causa de esto último, los canadienses apoyan la cacería con enjundia, pues crea empleos, trae consigo, mediante el turismo cinegético, derrama económica, y fortaleza la economía de su país.

Nadie aporta tanto como los cazadores para la conservación de la fauna silvestre en el mundo. Las organizaciones conservacionistas más fuertes e influyentes en el mundo son lideradas por gente que gusta de la cacería y caza. Ninguna organización anti-caza hace tanto para evitar la caza furtiva, la sobrepoblación animal en las regiones donde se da, la explotación forestal y deforestación masiva, como las organizaciones de cazadores.

Aquí en México, en las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs), habitan cientos de miles de comuneros y ejidatarios que viven de la cacería. Gracias a la caza sus vidas han venido mejorando día con día. Además, este deporte logró evitar que se siguieran deforestando los ejidos por arar la tierra para tener más ganado. Con el valor pecuniario que agrega la caza a las especies con aprovechamiento cinegético se logró que la gente rural preponderara la conservación de animales como el pecarí de collar, el venado cola blanca, el guajolote silvestre, entre otros, sobre la expansión de sus ganados.

Quienes cegados por la ira y el desconocimiento despotrican contra la cacería, ignoran que detrás de ésta hay un sinfín de beneficios que impactan la calidad de vida de millones de personas que viven en la miseria, desposeídos y marginados. Asimismo, la caza ha ayudado a que la población de muchas especies aumente de manera impresionante.

Por ejemplo, en los Estados Unidos de Norteamérica, país donde más se practica la cacería en el mundo, la población de venado cola blanca en el año 1900 era de 500,000 venados; en 2013 ascendió a 32 millones; lo mismo sucedió con el guajolote silvestre, cuya población hace cien años era de 100,000 pavos, y hoy ronda en los siete millones. Y así con el Elk, que de 41 mil, que eran los que existían en 1900, hoy son un millón de elks en EEUU.

En fin, considero que los beneficios y provechos que devienen de la caza son indiscutibles. Cualquier biólogo serio estaría de acuerdo conmigo en eso. Que si a alguien le parece violento, entonces está en todo su derecho a no practicarla. Pero de eso a llamar asesinos a los cazadores, creo que hay una exageración enorme entre una cosa y la otra.

Así las cosas, los invito a salir de la hipocresía consistente en el odio a la sangre animal. Los seres humanos vivimos a diario del aprovechamiento animal. En la comida, en nuestras ropas, en herramientas. Para quienes se defienden mediante el orgullo vegetarianismo, basta recordarles que nuestro aparato digestivo dice todo lo contrario: si se lee como este texto, dice que somos depredadores.

Los invito a debatir el tema con argumentos e ideas. Razonemos y démosle importancia a un tema que la merece de forma racional. No con amenazas de muerte, hipérboles dramáticas e insultos. Debatamos el tema de forma correcta, con tolerancia e inteligencia.

A crear conciencia.  

1 comentario:

  1. Te felicito por tener los conocimientos y conceptos, del importante papel que desempeña a nivel mundial la Caceria Legal, en la conservación de la Naturaleza. Saludos

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