José Luna
Estimado editor de Cazando En La Hojarasca:
Mi nombre es José Luna y me gusta la cacería.
Desde mi infancia mi padre me enseñó el arte de la caza y su buena
práctica.
Siempre he hablado de la cacería con dignidad y orgullo. Sin embargo,
es en el nuevo mundo de las redes sociales donde percibí por primera vez que
hay un gran número de personas que tienen una mal opinión acerca de la cacería.
Esto último me acongojó. Por esa razón fue que me di a la tarea de
investigar dónde se encuentra el problema y el motivo de esa mala percepción,
de ese enfoque equivocado sobre la caza. El resultado de mi búsqueda es el
siguiente:
·
El fin, el objetivo de la cacería,
es aprovechar de manera sustentable la fauna silvestre.
·
Toda la experiencia de la cacería
empieza, primero, con la dicha de introducirse en un hábitat natural totalmente
agreste. Se trata un acercamiento más fuerte con la naturaleza que, por decir
algo, el que resulta de la visita a un parque ecoturístico para un día de
campo.
·
Luego viene la intriga, la emoción
de irse acercando a la presa hasta tenerla en las manos. Cuando se cobra la
presa es la base y a la vez el punto medio o clímax, si se prefiere, de la
experiencia de la caza.
·
Al final, el aprovechamiento que
se dará a la presa, principalmente de consumo y textil, es con lo que concluye
la experiencia de la actividad cinegética.
·
El filósofo español José
Ortega y Gasset dijo alguna vez algo que me gusta mucho citar: “La caza es todo
lo que se hace antes y después de la muerte del animal”. No obstante, las personas que
no conocen la cacería, los de origen urbano, no conocen el ámbito rural, ni
saben lo que es el trabajo de campo ni qué es vivir de la tierra, debido a
que su proceso civilizatorio las llevó a
desarrollar otro tipo de actividades.
·
¿A qué se debe esta ignorancia del
hombre metropolitano? A que éste no necesita los conocimientos que se requieren
para salir al monte o vivir lejos de la ciudad. Eso no los exime de ser
prejuiciosos y hacer una deliberación de la cacería sin el conocimiento
pertinente para hacer una argumentación y una reflexión apropiada, pero lo cierto es, con cierto
grado de tristeza, que personas objetivas y críticas que sepan reflexionar son
pocas.
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La mayoría piensa que el objetivo
de la cacería, y ésta misma se acaba con la muerte de la presa, y que la
diversión, recreación o pasión del cazador consiste únicamente en ir matando
sin más, y que matar se hace sólo por morbo,
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Es decir, se piensa que la cacería
es sólo carnaza, y es ahí donde empieza el desprecio, la injuria y la envileza
hacia el cazador y la caza.
·
La manera de combatir esta visión
errónea en las redes sociales es dar a conocer en éstas toda la experiencia de la
cacería.
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La idea es procurar subir fotos no sólo
retratándose con la presa, que al ser la base y el clímax de la caza; en los
expediciones cinegéticas se toman fotos de los paisajes, amaneceres,
atardeceres, fauna y flora.
·
Lo idóneo es que se suban fotos de
cuando se esta arreando a la presa y el cazador va caminando por el monte;
fotos del paisaje; de flora peculiar o interesante; de fauna que no se vaya a
cazar.
·
También después de la foto con la
presa, que es la más habitual, fotografiar el proceso de preparación de la
presa en su aprovechamiento, evitando, claro está, que éste sea sangriento o
grotesco; fotografiarse probando la presa ya asada, por ejemplo, puede ser una
buena idea; y todo esto hacerlo preferentemente de manera ordenada, cronológica,
para que la persona desinformada que vaya viendo las publicaciones pueda darse
una mejor idea de lo que representa la experiencia de la cacería.
·
Hay que dar concejos tanto en paginas de
cacería como en redes sociales, o en paginas web sobre cómo aprovechar mejor y
en plenitud a la presa, sea de consumo, textil o hasta farmacéutico.
Actualmente son pocas las paginas web que hacen hincapié en este sentido. La
mayoría de paginas web de cacería como las de un rancho cinegético, una UMA o
un club cinegético se centran en la fauna disponible y en las fotos del cazador
con su presa. Esto causa confusión en alguien desinformado
·
Otro aspecto que provoca la mala percepción
sobre la caza, es la visión equívoca que permea entre los propios cazadores. Me
refiero a la denominación caza deportiva.
Si nos remitimos a la RAE, deporte es
“una actividad física ejercida como juego o competencia sujeto a normas cuya
práctica supone entrenamiento y buen estado físico”. Así las cosas los
detractores de la cacería argumentan que para que sea deporte, tanto cazador
como presa deberían de competir bajo las mismas condiciones. Es decir, que la
presa debe portar armas a causa de que ésta a la hora del acecho se encuentra
indefensa. Lo que es falso.
·
Definir la caza como deporte hace que muchas
personas se sientan de cierto modo. Sin embargo, el asunto no va por ese rumbo.
La cacería es un hecho natural que cuando sucede sin factores antropogénicos,
la presa compite por su supervivencia y el cazador por su sustento. En cambio,
cuando el factor antropogénico interviene pasa algo similar si se trata de
cacería de sustento, pero de manera más distinta cuando se trata de caza
cinegética. Empero aún así el animal compite por su supervivencia y el cazador
por el recurso que representa la presa.
·
Vale la pena señalar que un animal
silvestre en su hábitat tiene toda la capacidad de defenderse. El ser humano en
un ecosistema ajeno es intruso. Y su única ventaja es el arma. Sólo mediante
ésta puede alcanzar la victoria. Victoria que no en todas las ocasiones se da.
O sea que sí hay competencia entre presa y cazador.
·
En cuanto a semiótica y semántica,
recalco que la forma apropiada de referirse a la pieza recién abatida es presa; una vez que el taxidermista la
diseca pasa a ser un trofeo.
·
La cacería no encaja en el
concepto de deporte a causa de que ésta es muy diversa. Siempre dependerá de la
presa, el hábitat de esta última y el tipo de cacería que se quiera ofrecer o
llevar a cabo en un determinado lugar, ya que dependerá de lo que se quiera
cazar la modalidad que será necesario emplear para poder abatirla. Aunado a lo
anterior, no existen normas definidas que regulen todo tipo de cacería; más
bien son individualizadas dependiendo su tipo. No todas requieren que el
cazador esté en buen estado físico; y, lo más importante, la dinámica de la
misma cacería no permite se pueda practicar o entrenar. El cazador aprende
mediante experiencias y nada mas.
·
Puedo agregar, yo, José Luna, como
lingüista que soy, doy fe y constancia de que confusiones del orden léxico—
semántico—, como ésta, la que nos ocupa que se relaciona con la caza y sus
denominaciones, son más bien un tanto habituales en gran parte de la población,
que no tiene necesidad alguna de tener una consciencia lingüística tan aguda,
ejemplo de ello es, pues, los deportes de motor—NASCAR, F1; etc.—, que tampoco
suponen buen estado físico ni su dinámica permite la práctica; mismo es el caso
de todas las variantes de tiro deportivo—rifle de aire, tiro con arco, etc.—,
que aunque no requieren de tener la condición de un atleta, aún forman parte de
las olimpiadas.
·
La dicotomía caza-pesca arroja
complejidades y paradojas tanto al cazador como al detractor de la caza. Éste
se pierde en los enredos de la definición del deporte que acompaña a la palabra
cacería y su denominación como tal, como una actividad deportiva. La pesca
padece de lo mismo: también se le califica como deportiva, pero esta actividad
no sufre las injurias que recibe la caza. Esto de resultas que la muerte de un
pez importa menos que la de un mamífero. Ambos son animales. Ambos resultan
presas de pescadores y cazadores. Pero la ignorancia prevalece sobre todo.
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Un dato curioso que cabe resaltar
es que en la lengua portuguesa existe un término para referirse a la pesca sin
necesidad de subsistencia; el cual es pesca
lúdica. Lúdico como adjetivo también existe en la lengua española teniendo
el significado de “inherente” o “propio de”; por lo que en sendas lenguas
“pesca lúdica” significaría pesca propia de la pesca; es decir, pescar por la
experiencia de la pesca.
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Lúdica, es una opción también para nombrar
a la cacería. Aunque la verdad es que esta opción resulta innecesaria para
adjetivarla, pues ya existe un término metalingüistico para referirse a la caza
y que ya he usado en este escrito, el término cinegética viene de raíces latinas; y a la vez griegas, se
descompone en dos partes, (cinegé= cazador) y (tico= relativo a) por lo que
significa “propio de la caza”, teniendo el mismo efecto que “pesca lúdica”, (en
la pesca al ser una palabra primaria no podría decirse pesca pescática por
devenir definición cacofónica).
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entonces hablamos de dos
vertientes, que ya había mencionado: cacería de subsistencia y cacería
cinegética, mas no cacería deportiva. No sólo eso, sino que, en un fenómeno de
ahorro de la lengua, también práctico para la definición del término, cacería
cinegética debe ser reducido sólo a cinegética, de esta manera no sólo se
diferencia de la cacería de subsistencia sino también de la caza furtiva, siendo
idóneo para conservar la buena imagen de la caza legal.
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Empecé mi escrito con una
declaración, “me gusta la cacería”. Esta frase debe ser remplazado por “me
gusta la cinegética”, y de igual manera cada vez que hice referencia a la
cacería, la palabra debe ser cambiada por cinegética. Es aquí donde empezaremos
por combatir la confusión de la mala imagen de la cinegética en las redes
sociales y el internet. Esto significa dar preferencia al término
metalingüístico cinegética en total
detrimento de las expresiones como caza
deportiva, cacería o caza, cosa que ya se está haciendo,
pues tenemos, ranchos cinegéticos, calendario cinegético, organizaciones cinegéticas, clubes cinegéticos. No obstante, aun
persiste licencia de caza deportiva.
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La definición de la cinegética
como deporte no conlleva la esencia de esta actividad. Al contrario, causa
confusión y malos entendidos. A contrario
sensu, la cinegética porta plenamente la substancia de la cacería; y cuando
algo es nombrado con tal entereza y exactitud, no hay cabida para versiones
erróneas, o ambigüedades.
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